Escucho por todas partes personas que me dicen: "Ya yo estuve en la religión cristiana, pero no me gustó" o "Ya fui a la iglesia evangélica, pero igual sigo pecando y me siento hipócrita".
La verdad, ¡qué pena!, para empezar con esto los entiendo, pues aunque he conocido de Cristo Jesús, de su amor y he recibido de Él misericordia, aún sigo cometiendo pecados, por esa razón los entiendo, pero si algo bien es cierto, es que he aprendido a no darme por vencido, me da vergüenza reconocer que he pecado y me da aún más presentarme delante de Dios, orar y pedirle que me perdone una vez más sabiendo que lo he ofendido, pero a pesar de la vergüenza que pueda sentir y de lo mal que me sienta por mis pecados, y por más que le pido que quite de mí esa debilidad de la carne a la cual Pablo en la primera carta a los Corintios pudo haber llamado "aguijón en la carne", Él; ¡Jehová!, solo me responde: ¡Bástate mi gracia!
Y es que debemos luchar contra el deseo de la carne pues los deseos de la carne se oponen a los de nuestro espíritu y a los del Espíritu Santo de Dios, pero sabe Dios que en la misma carne mora el pecado, es por eso que nos transformará y nos dará cuerpos nuevos e incorruptibles, pero volviendo al tema, ya muchos han conocido de la bondad y la misericordia de Dios y aún así se apartan y se vuelven al mundo, a lo que dice en la biblia:
- 2 Pedro 2:21 -
Y también hago exhortación basándome en Amós capítulo 4 del verso 6 al 11 en los que el Señor dice: "... más no os volvisteis a mí", en estos versos el Señor a través del profeta Amós les hace ver que a pesar de los sufrimientos que Él permitió que pasaran, ellos no le buscaron sino que más bien se apartaron, Jehová nos muestra que Él es un Dios de amor, pero también de justicia, ciertamente Él está dispuesto a perdonarnos, pero debemos demostrar nuestro arrepentimiento apartándonos del pecado y viviendo un vida recta delante de Él.
Ya basta de poner excusas, satanás ha puesto mentiras en el corazón de los hombres y como desde el principio, las hemos creído y por eso nos apartamos más y más de su presencia. Satanás nos dice: "Eres un hipócrita, sigues alabando a Dios y aún estás en pecado", por favor, ¿acaso no es cuando estamos más enfermos cuando más debemos presentarnos ante el doctor para que nos cure?
¡Torpes; en lugar de salvarnos de ahogarnos en las llamas del infierno, nadando hacia la "Roca Firme" que es Cristo Jesús, nos adentramos más y más en el mar de nuestros pecados yéndonos a lo más profundo buscando nuestra propia muerte!
¡Y aún más he de permitir!, dice Jehová, por causa de su rebelión, más aquellos que escuchen y se arrepientan y se aparten de sus malos caminos alcanzarán misericordia.
No seamos tercos o duros de corazón, aún en medio del dolor, de la prueba, del sufrimiento, volvamos nuestros ojos a Jehová, clamemos a voz en cuello su santo nombre y Él que es lento para la ira y pronto para perdonar, nos librará de todo aquello que nos hace mal y aún si no recibiéramos en esta tierra la justicia, la recibiremos allá en la eternidad, pero por amor de Dios, volvámonos a Él, porque Dios no desprecia un corazón contrito (*que siente contrición) y humillado que se aparta del pecado.
*En el sacramento de la penitencia, dolor y pesar de haber pecado ofendiendo a Dios