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Visitar tumbas para hablar, guardar cenizas, celebrar aniversarios de muerte y actividades similares, si te identificas con estas cosas o algo parecido, que tenga que ver con muertos, esto es para ti.
Fuera de presentar respetos o simplemente, recordar con amor, estas prácticas que involucran muertos, pueden ser espiritualmente peligrosas.
Una cosa es llevar flores a una tumba, hablar con Dios agradeciendo la vida de esa persona en la tuya y otra es llevar las flores y quedarse hablando con alguien que ya no está en este mundo, que no te va a escuchar, que no puede hacer nada.
Aunque todos procesamos la muerte de un ser querido de diferentes formas, TODOS DEBEMOS aceptar la partida y dejar ir a esas personas, TODOS debemos superar su partida y continuar con nuestras vidas.
Curiosamente parece que quienes no pueden aceptar o superar esa pérdida, es porque sienten que quedaron o les quedaron debiendo algo, sienten que mientras estaban vivas esas personas, no les dieron lo suficiente o que esas personas les quedaron debiendo.
Aquí debe entrar el perdón, tanto para uno mismo como para la persona que partió, aunque siendo honestos, la persona que partió ya no hace nada con saber que le perdonamos, así que quienes deben trabajar con el perdón, somos quienes quedamos vivos.
Pide a Dios sabíduría, entendimiento, discernimiento e inteligencia para seguir adelante, pide a Él la paz para tu corazón, para tu familia, para el alma de ese ser que partió y sigue con tu vida, ocúpate de enseñar a tus hijos, con tu ejemplo, lo que debe ser de sus vidas el día que tú faltes y cuídate de enseñarles prácticas paganas, el Señor Dios ministre tu espíritu para que puedas asimilar esta verdad.